lunes, 19 de abril de 2010

Una droga ayuda a bajar de peso y a dejar de fumar




Parece demasiado bueno para ser cierto. Una droga llamada rimonabant ha demostrado que ayuda a las personas obesas a bajar de peso, a reducir los triglicéridos, a disminuir la resistencia a la insulina y a elevar el llamado colesterol bueno, según consta en un estudio presentado en el Congreso de la Asociación Norteamericana de Cardiología, que finalizó ayer, en Nueva Orleans.

“Quienes participaron del estudio obtuvieron y mantuvieron una pérdida de peso de nueve kilos”, comentó en conferencia de prensa el doctor F. Xavier Pi-Sunyer, investigador de la Universidad de Columbia en Nueva York y autor principal del estudio en cuestión, que evaluó durante dos años a 3040 pacientes obesos, de los cuales un tercio logró reducir en un 10% su peso corporal y mantenerlo durante ese lapso.

Pero eso no es todo. Estudios previos ya habían demostrado que esta droga, que actúa en los mismos circuitos cerebrales sobre los que impacta el consumo de marihuana –llamado sistema endocanabinoideo–, también es de utilidad para las personas que quieren dejar de fumar.

“Parece ser una droga muy interesante para los cardiólogos, que cuando le indican a un paciente que deje de fumar deben enfrentar habitualmente que éste aumente de peso, lo que también es un factor de riesgo cardiovascular", comentó a LA NACION el doctor Alfredo Lozada, experto en lípidos del Instituto Cardiovascular Buenos Aires (ICBA).

"Esta droga, por el contrario, además de ayudar a dejar de fumar a estos pacientes los hace bajar de peso, con lo que también les mejora el perfil de lípidos", agregó el especialista.

Sin embargo, aunque los efectos terapéuticos parecen ser muchos, poco es lo que se sabe sobre sus posibles efectos adversos. Sólo ha trascendido que los participantes del estudio clínico que tomaron el nuevo medicamento tuvieron más episodios de náuseas y mareos que aquellos a los que se les administró un placebo.

Aun así, médicos especialistas en el tema consultados por LA NACION dejaron trascender la inquietud de que su uso en pacientes con antecedentes psiquiátricos pueda desembocar en trastornos cercanos a la depresión. "No hay que olvidar -dijo un médico que pidió no ser identificado- que esta droga actúa sobre los sistemas cerebrales que gobiernan el placer."

Y agregó: "¿Qué pasaría si a una persona con antecedentes psiquiátricos le quitamos las ganas de comer, pero al mismo tiempo le quitamos, sin querer, el placer sobre otras áreas de su vida?"

A pesar de que LA NACION intentó insistentemente comunicarse con Sanofi-Aventis, el laboratorio que ha desarrollado el rimonabant, no pudo obtener ninguna respuesta al respecto. De todos modos, se estima que el pedido de aprobación para la comercialización de este fármaco a las autoridades regulatorias se haría entre 2005 y 2006.

Adicciones
La posibilidad de manipular el sistema endocanabinoideo para reducir el apetito nace de la observación de que las personas que fuman marihuana regularmente tienden a subir de peso, ya que su consumo estimula el apetito. De hecho, ése es uno de los usos terapéuticos de la marihuana que hoy cuenta con mayor sustento científico.

"Estudiando los efectos que produce la marihuana sobre el sistema nervioso central se descubrió que existen receptores cerebrales que responden a una sustancia llamada anandamida, que es una similar a la marihuana, pero que es producida por el mismo organismo", explicó el doctor Guillermo Dorado,Médico Psiquiatra, Director de Gens Centro Comunitario y Presidente del Colegio Latinoamericano de Neuropsicofarmacología.

A partir de ese hallazgo, agregó el doctor Gustavo Vázquez, presidente de la Asociación Argentina de Psiquiatría Biológica, "se empezó a buscar una sustancia que inhibiera esos receptores cerebrales, para así disminuir el apetito y, en consecuencia, reducir el peso corporal".

El resultado de esa búsqueda no es otro que el rimonabant, la primera droga que ha demostrado ser efectiva en provocar una reducción del apetito al inhibir uno de los receptores cerebrales del sistema endocanabinoideo.

Es la misma droga que ha demostrado en un estudio publicado en marzo de este año que aumenta significativamente la abstinencia de las personas que dejan de fumar. ¿Cómo se explica que la misma droga que ayuda a controlar el apetito colabore con los tratamientos para dejar el cigarrillo?

"Todo hace suponer que los mismos receptores cerebrales que participan de la adicción también están involucrados en el apetito -respondió el doctor Vázquez-. En definitiva, comer en exceso es una costumbre adictiva que produce un refuerzo positivo a través de estos circuitos cerebrales."

Ahora, sería posible "apagarlos".

Un problema crónico
El estudio clínico presentado en el encuentro de cardiólogos realizado en Nueva Orleans -las sesiones científicas 2004 de la American Heart Association- obtuvo resultados sin lugar a duda sorprendentes: luego de dos años de tratamiento, el 62,5% de los pacientes que recibió el rimonabant en altas dosis obtuvo (y mantuvo) una reducción de al menos el 5% de su peso corporal; un tercio alcanzó una reducción del 10 por ciento.

Además, en promedio se logró aumentar hasta en un 24,5% los niveles del colesterol bueno (HDL), que en la actualidad es considerado un protector cardiovascular. Al mismo tiempo, los niveles de triglicéridos cayeron un 9%, al igual que la resistencia a la insulina, que es un paso previo a la diabetes tipo II.

Hay dos detalles del estudio que deberían tenerse en cuenta. En primer lugar, la mayor parte del descenso de peso se obtuvo durante los primeros seis o siete meses del tratamiento, durante el resto del tiempo que fueron observados, el peso de los pacientes sólo se mantuvo (lo que no es poco). Por otro lado, quienes abandonaron el tratamiento volvieron a ganar parte del peso perdido.

"Consideramos la obesidad una enfermedad crónica -declaró Pi-Sunyer-. Uno no la cura, sólo la mejora."

Por Sebastián A. Ríos
De la Redacción de LA NACION

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