lunes, 29 de marzo de 2010

La adicción a la comida basura podría ser clave en la obesidad

WASHINGTON (Reuters) - Darse un atracón de alimentos de alto valor calórico puede ser tan adictivo como la cocaína o la nicotina, y puede provocar una ingesta compulsiva y obesidad, según un estudio publicado el domingo.

Los hallazgos del estudio en animales no pueden aplicarse directamente a la obesidad humana, pero podría ayudar a comprender la enfermedad y desarrollar terapias para tratarla, según escribieron los científicos en la revista "Nature Neuroscience".

El estudio, desarrollado en ratas, determinó que el consumo en exceso de comida con alto contenido calórico podría desencadenar respuestas similares a la adicción en el cerebro y que la comida con muchas calorías puede convertir a las ratas en comedores compulsivos en un laboratorio, según el artículo.

Los científicos también detectaron un descenso de los niveles de un receptor específico de dopaminas - una sustancia química del cerebro que permite un sentimiento de gratificación - en las ratas con sobrepeso, el mismo detectado en humanos adictos a drogas, según el artículo.

"La obesidad puede ser una forma de comer compulsivamente. Otros tratamientos en desarrollo para otras formas de compulsión, como la adicción a drogas por ejemplo, podrían ser muy exitosos en el tratamiento de la obesidad", dijo el científico Paul Kenny del Instituto de Investigación The Scripps de Florida en una entrevista telefónica.

Las enfermedades vinculadas a la obesidad cuestan en Estados Unidos una estimación de 150.000 millones de dólares al año, según las agencias federales de EEUU. Se estima que dos tercios de los estadounidenses adultos y un tercio de los niños son obesos o tienen sobrepeso.

Para el estudio, Kenny y sus compañeros fueron a una tienda de alimentación.

"Básicamente compramos todas las cosas que gustan realmente a la gente: pastelitos de chocolate, tarta de queso, beicon, salchichas, las cosas de las que disfrutas, pero sabes que no deberías comer muy a menudo", dijo.

También compraron comida saludable y elaboraron un plan de dieta para tres grupos de ratas.

Uno de los grupos comía una dieta saludable y equilibrada. Otro grupo recibía comida saludable, pero tenía acceso a alimentos de muchas calorías durante una hora al día. Las ratas del tercer grupo eran alimentadas con una dieta saludable y tenían acceso ilimitado a alimentos de alto contenido calórico.

Las ratas del tercer grupo desarrollaron una preferencia por alimentos con muchas calorías, las mascaban durante todo el día y pronto se convirtieron en obesas, dijo Kenny.

Las ratas en el experimento también fueron entrenadas para esperar recibir una descarga eléctrica menor cuando se exponían a la luz. Pero cuando se mostraba luz a las ratas se que tenían acceso ilimitado a comidas muy calóricas, no respondían al peligro potencial, explicó el científico. En su lugar, continuaron comiendo sus aperitivos.

"Lo que vemos en nuestros animales es muy similar a lo que ves en humanos que son indulgentes", dijo. "Parece que está bien, por lo que podemos decir, disfrutar de los aperitivos, pero si te eres demasiado indulgente, entonces viene el problema".

http://www.swissinfo.ch

jueves, 18 de marzo de 2010

Tres de cada 10 argentinos sufren la peor obesidad

Por malos hábitos alimentarios y sedentarismo. Lo reveló un estudio que abarca a siete países latinoamericanos. Dice que en la Argentina el 29% de la gente tiene exceso de grasa acumulada en el abdomen. Esto causa graves trastornos en la salud.Tres de cada 10 argentinos sufren la peor obesidad: tienen exceso de grasa en la panza, un problema que puede conducir a la diabetes, la hipertensión, la alteración del colesterol y los triglicéridos y hasta el taponamiento de las arterias. El dato surge a partir de un estudio de la Fundación Interamericana del Corazón (FIC), con sede en Texas, Estados Unidos, que evaluó los factores de riesgo cardiovascular en siete ciudades latinoamericanas, incluyendo a 1.482 adultos de Buenos Aires.

Los resultados relacionados con obesidad abdominal y diabetes fueron publicados recientemente en la revista especializada Cardiovascular Diabetology, de EE.UU. Para hacer el estudio, se tomaron mediciones del perímetro de la cintura de los participantes. Esto sirvió para determinar la presencia de obesidad abdominal.
Así, los investigadores hallaron que su prevalencia en hombres y mujeres era similar, aunque difería en cuanto a las edades. "La cantidad de argentinos con obesidad abdominal es llamativa, porque sabemos que las personas con panza, como se dice popularmente, tienen un mayor riesgo cardiometabólico", dijo a Clarín Carlos Boissonnet, cardiólogo del CEMIC y director del consejo de epidemiología de la FIC.

El aumento del riesgo se debe a que las células que almacenan la grasa en el abdomen tienen una mayor actividad dañina para el resto del organismo. Porque esas células producen las sustancias tóxicas que conducen a otros desequilibrios: sube la glucemia, los triglicéridos, y la presión arterial, provoca resistencia a la insulina, reduce el colesterol bueno y aumenta la inflamación de la pared de las arterias.
"La obesidad abdominal en la Argentina, se encuentra en un rango bajo con respecto a México (con más del 40%) y los Estados Unidos, pero esto no significa que aquí estemos bien. Nuestra situación es comparable a países europeos. El problema se debe a que la gente hace poca actividad física, y consume alimentos procesados y con mucha grasa, sal y azúcar refinado. Por si fuera poco, se consume pocas frutas y verduras", explicó Herman Schargrodsky, director del estudio, presidente de la FIC, y cardiólogo del Hospital Italiano. Las mediciones de la cintura se hicieron en 2005. Además, identificaron que el 14% de los "panzones" también padecía de diabetes. "Un porcentaje muy alto –señaló Boissonnet– si se considera que la diabetes es una enfermedad seria. Es decir, tener panza no es sólo un problema estético".

Otro estudio anterior que había dado cuenta de la obesidad fue la encuesta nacional de factores de riesgo, del Ministerio de Salud de la Nación. Allí, los participantes sólo referían su altura y su peso, pero no hubo mediciones de la cintura. En el estudio de la FIC, sí se hicieron. Los investigadores consideran que ambos trabajos tienen enfoques complementarios.
"Que 3 de cada 10 argentinos tengan la obesidad abdominal significa que no se hace mucho para promover la vida saludable", sostuvo Mónica Katz, directora de la médico especialista en nutrición de la Universidad Favaloro. "Muchos flacos pero con panza piensan que no corren riesgos. Pero se trata de la peor obesidad. La clave para contrarrestarla es comer menos y moverse más".

En tanto, Silvio Schraier, ex presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición y profesor de la Facultad de Medicina de la UBA, valoró el estudio ahora difundido y señaló que la Argentina debe poner en práctica soluciones contra la obesidad. "Las caminatas rápidas deben ser diarias, como el cepillado de dientes", comparó. En otros consejos, hay que evitar el uso de los controles remotos dentro de la casa y preferir las escaleras en lugar del ascensor. Para los gobiernos, indicó "hacer más campañas de alimentación saludable y actividad física, y que las empresas expliciten mejor los contenidos".

La doctora Katz, que es autora del libro No dieta, resaltó el beneficio de las caminatas rápidas: "Se trata de una actividad aeróbica con intensidad moderada, que lleva a degradar la grasa que se acumula en la panza. En cambio, para bajar la panza no sirve correr maratones, porque el organismo usa los hidratos como combustibles".

http://www.clarin.com/diario/2010/03/18/sociedad/s-02161639.htm

martes, 16 de marzo de 2010

viernes, 5 de marzo de 2010

GRIPE A EN ARGENTINA- VACUNACIÓN


Temporada de gripe / El 12 de este mes empezarían a vacunar en
hospitales públicos.

En el país hay 12 millones de personas en riesgo respiratorio.

Los grupos más vulnerables incluyen este año a las embarazadas y a
los obesos mórbidos.


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Cuando faltan pocos días para el comienzo del otoño, nada mejor que
programar cómo prepararse para evitar las complicaciones gripales
por las tres cepas virales, incluida la H1N1, que circularán este
invierno.
Sin duda, los que más atención deben prestar a las medidas de
prevención son los 12 millones de argentinos que integran los
distintos grupos con más riesgo de desarrollar enfermedades
respiratorias.
Además de los profesionales de la salud, los mayores de 64 años, los
chicos de entre 6 y 23 meses, y las personas con enfermedad
cardíaca, pulmonar, renal crónica, diabetes, asma, cáncer y otras
que exigen la inmunosupresió n, la pandemia de gripe A obligó a sumar
a las embarazadas, las mamás con bebes menores de 6 meses, los
obesos mórbidos y los chicos con enfermedades neuromusculares.
Los especialistas aconsejan que todos recuperemos el hábito de
lavarnos las manos con agua y jabón varias veces al día, o de
utilizar alcohol en gel si no hay un baño cerca, y también prestar
atención al cronograma de vacunación gratuita que en los próximos
días debería difundirse.
En los hospitales públicos porteños, la vacunación comenzaría el 12
de este mes. Y para la población que no integra los grupos de riesgo
y quiera aplicarse la vacuna antigripal, que incluye dos cepas de la
influenza estacional y la H1N1, el precio de venta en las farmacias
será de entre 70 y 85 pesos, con un 15% de descuento que harían las
farmacias y un 40% más que estaría a cargo de las obras sociales y
las prepagas.
Según un panel de reconocidos expertos en infectología, en el país
ya habría entre 1 y 1,5 millones de dosis disponibles para una
primera etapa de vacunación al personal de la salud y otros
funcionarios públicos. Además, PAMI ya tendría 800.000 dosis para
sus afiliados, que se las podrán aplicar en los hospitales públicos
en las próximas semanas.
En total, durante el otoño, el Estado contaría finalmente con 10
millones de dosis, 8 millones de la vacuna para el virus H1N1 y 2
millones de la vacuna para las tres cepas a utilizar en los mayores
de 65 años. Los dos millones de pacientes en riesgo restantes la
recibirían de su prepaga u obra social.
"Si en época de infecciones no tenemos en buen estado nuestro
sistema inmune, no nos podremos defender. Y el enorme desafío que
tiene por delante el Estado es cómo asignar esos 10 millones de
dosis para completar a mediados de mayo a más tardar la vacunación
de los grupos más vulnerables a las infecciones respiratorias" ,
insistió ayer, durante una conferencia de prensa, el doctor Eduardo
López, jefe del Departamento de Medicina del Hospital de Niños
Ricardo Gutiérrez e integrante del panel de expertos.
Por su parte, la doctora Ana María Balanzat, jefa de Neumonología
Pediátrica del Hospital de Clínicas, advirtió que las infecciones
invernales tienen un impacto "muy, muy importante" en los chicos,
incluidas las hospitalizaciones. "De 10.000 pacientes hospitalizados
en 2009, el 50% tenía entre 0 y 19 años, y siete de cada diez, entre
2 y 9 años. En los menores de 2, la principal causa fue la
bronquiolitis" , dijo.
Por eso, aconsejó la vacunación de los menores de 5 años "por el
gran impacto que tuvo en ellos la gripe A" y de las mamás con bebes
menores de 6 meses. Insistió también en evitar la exposición de los
chicos al humo de cigarrillo porque reduce la respuesta a las
vacunas y aumenta entre 2,5 y 3,5 veces el riesgo de infección
respiratoria aguda por cada 5 cigarrillos diarios que se fuman en el
hogar.
Los adultos tampoco están ajenos a esa recomendación. El doctor
Carlos Luna, jefe de Neumonología Crítica del Clínicas, comentó que
el consumo de más de 20 cigarrillos diarios duplica el riesgo de
padecer neumonía, que "a partir de los 65 años es la enfermedad
respiratoria más grave y más frecuente", y otras infecciones
respiratorias bajas, como la bronquiolitis y la bronquitis en las
personas con EPOC y asma.
El último año, comentó López, hubo 1,4 millones de casos de gripe o
estados gripales, 220.000 neumonías y 230.000 bronquiolitis. "Son
cifras que nos dan un verdadero panorama de la elevada incidencia de
estas enfermedades respiratorias, que pueden llegar a ser muy
agresivas cuando afectan a los grupos de riesgo", dijo.
El doctor Jorge San Juan, jefe del Departamento de Atención
Intensiva del Paciente Infeccioso Crítico del hospital Muñiz, aclaró
que "sólo necesitará una orden del médico para vacunarse en los
hospitales públicos quien tenga una enfermedad que exija la
aplicación de la vacuna preventiva".

martes, 2 de marzo de 2010


Obesidad y depresión se asocian con más riesgo de ambos trastornos
MADRID, 2 Mar. (EUROPA PRESS) -


La obesidad parece estar asociada con un mayor riesgo de depresión y a su vez la depresión también parece asociada con un mayor riesgo de desarrollar obesidad, según un meta-análisis del Centro Médico de la Universidad de Leiden en Países Bajos, que se publica en la revista 'Archives of General Psychiatry".

Los autores señalan que tanto depresión como obesidad son problemas muy extendidos con importantes implicaciones para la salud pública. Se ha asumido y estudiado de forma frecuente una posible asociación entre depresión y obesidad dada su alta prevalencia y el hecho de que ambos trastornos supongan un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.

Los investigadores analizaron los resultados de 15 estudios publicados con anterioridad que examinaban la relación entre depresión y sobrepeso u obesidad en los que participaban un total de 58.745 personas.

Los resultados mostraron asociaciones bidireccionales entre depresión y obesidad: las personas obesas tenían un 55 por ciento más de riesgo de depresión a lo largo del tiempo mientras que las personas deprimidas tenían un 58 por ciento más de riesgo de volverse obesas. La asociación entre depresión y obesidad era más fuerte que la asociación entre depresión y sobrepeso, lo que refleja un gradiente dosis-respuesta.

Los análisis demostraron que la asociación entre obesidad y posterior depresión eran más pronunciados entre los americanos que entre los europeos y más fuertes para los diagnosticados con un trastorno depresivo en comparación con los síntomas depresivos.

Los autores señalan que el vínculo biológico entre sobrepeso, obesidad y depresión siguen siendo complejo y confuso pero existen varias teorías que lo explican. La obesidad podría considerarse un estado inflamatorio y la inflamación está asociada con el riesgo de depresión.

Por otro lado, dado que la delgadez se considera un ideal de belleza tanto en Estados Unidos como Europa, el sobrepeso o la obesidad podría contribuir a la insatisfacción con el cuerpo y a una baja autoestima que sitúa a los individuos bajo riesgo de depresión. Además, la depresión podría aumentar el peso con el paso del tiempo a través de la interferencia con el sistema endocrino o efectos perjudiciales de la medicación antidepresiva.

Los autores señalan que sus descubrimientos son importantes para la práctica clínica ya que debido a que el aumento de peso parece ser una consecuencia posterior de la depresión, los cuidadores deben ser conscientes de que el peso de los pacientes deprimidos debe controlarse. Según añaden los investigadores, esta conciencia podría conducir a la prevención, detección precoz y cotratamiento de aquellos bajo riesgo, que podrían reducir finalmente la carga de ambos trastornos.