sábado, 27 de febrero de 2010


Obesidad y baja autoestima, dos caras de la misma moneda
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Si bien se pensaba que la obesidad era lo que conducía a la baja autoestima y a otros problemas emocionales, una investigación reveló que ocurre lo contrario

La investigación, que involucró a 6.500 personas en el llamado Estudio de Cohorte de Nacimientos Británicos en los 70, descubrió que los niños de 10 años que mostraban una baja autoestima tendían a ser más gordos siendo adultos.

El estudio publicado en la revista BMC Medicine asegura que el impacto es particularmente fuerte en las niñas.

El sitio Terra publicó que, según los expertos, este estudio pone de manifiesto la importancia de un tratamiento temprano para combatir la obesidad.

El estudio, llevado a cabo por científicos del King's College de Londres, tomó un registro de los niños a los 10 años, con mediciones de su Índice de Masa Corporal (IMC) y su autopercepció n, así como una prueba de sus problemas emocionales.

Cuando los individuos cumplieron 30 años, se tomó nuevamente un registro de su IMC.

Los investigadores encontraron que los niños con baja autoestima, los que se sentían con menos control sobre sus vidas y los que se preocupaban más a menudo, mostraron más probabilidades de aumentar de peso en los siguientes 20 años.

El doctor Andrew Ternouth es el psiquiatra que dirigió el estudio y destacó: "Aunque no podemos decir que los problemas emocionales de la infancia causan obesidad más tarde en la vida, ciertamente sí podemos decir que estos juegan un papel, junto con factores como el IMC de los padres, la dieta y el ejercicio".

Otro de los autores, el profesor David Collier, afirma que "lo que es novedoso en este estudio es que la obesidad siempre fue considerada un trastorno médico metabólico".

"Lo que hemos descubierto es que los problemas emocionales son un factor de riesgo de obesidad", aseguró.

"Y no estamos hablando de problemas psicológicos profundos, porque la ansiedad y baja autoestima que encontramos estaban dentro de un rango normal", agregó el investigador.

En ese sentido, los científicos afirmaron que el estudio demuestra la importancia del tratamiento temprano de los niños que sufren baja autoestima, ansiedad u otros problemas emocionales para ayudar a mejorar sus posibilidades de una buena salud física a largo plazo.

Según los expertos, "este hallazgo es particularmente importante, dado el creciente problema de obesidad infantil en muchas sociedades occidentales. Y a gran escala, podría ser una esperanza en la batalla para controlar la actual epidemia de obesidad".

Por su parte, el doctor Ian Campbell, de la organización Weight Concern, destacó que "el mensaje aquí es que el tratamiento temprano, en la infancia, puede ser la clave para combatir la obesidad adulta".

jueves, 25 de febrero de 2010

lunes, 22 de febrero de 2010


Nuevos trastornos alimenticios amenazan a la población


La diabulimia, ortorexia, ebriorexia o vigorexia, junto con la anorexia, bulimia y obesidad afectan a más del 70 por ciento de la población.
Puebla, Puebla.- La distorsión de la estética y la belleza, producto de la moda y la mercadotecnia, ha provocado el origen de nuevos trastornos alimenticios como la diabulimia, ortorexia, ebriorexia o vigorexia, que junto con la anorexia, bulimia y obesidad afectan a más del 70 por ciento de la población.
Daniel Ordaz Moreno, Psiquiatra y Colaborador adjunto del Hospital Universitario de Puebla (HUP), mencionó que el trastorno de la conducta alimentaria más frecuente y que afecta a más del 70 por ciento de la población es la obesidad, aunque desafortunadamente no se reconoce como tal.
“Se han hecho estudios que resaltan que los médicos tienen el mismo riesgo cardiovascular que los pacientes que atienden; desde ahí la situación es grave, porque el concepto de obesidad como una enfermedad no se tiene”, lamentó.
Ordaz Moreno señaló que la población más vulnerable son los adolescentes, quienes son capaces de hacer cualquier cosa por mantenerse delgados, comienzan a enfrentar alteraciones de la percepción y problemas de conducta alimenticia, que tienen de fondo una base psiquiátrica que puede relacionarse con trastornos de ansiedad o depresivos.
“Aún cuando trastornos como la anorexia están descritos desde el año 1800, recientemente han surgido problemas nuevos como la vigorexia, diabulimia, ortorexia y otros que representan un serio riesgo para la salud al no deteriorar el aspecto físico de manera rápida y visible”, indicó.
La ortorexia se relaciona con trastornos obsesivo compulsivos, es una obsesión por comer solamente lo sano, a renunciar a todo aquello que tenga conservantes, colorantes y aditivos y se privan de nutrientes esenciales para conservar la salud. En la vigorexia, se practica ejercicio extremo, se comen hidratos de carbono y proteínas en exceso, además ingieren esteroides y otros estimulantes que suele causar problemas hepáticos, renales, cardiacos y metabólicos.
La diabulimia la padecen aquellas personas que sufren diabetes, su obsesión por adelgazar les lleva a evitar las inyecciones de insulina que necesitan administrarse para el buen funcionamiento de su organismo con el propósito de reducir su peso corporal.
El caso de ebriorexia, que se comienza a reportar, busca sustituir las calorías que contiene un pedazo de carne o cualquier otro alimento, por las calorías que puede dar el alcohol. Entre las variantes se incluye la sadorexia; donde los afectados tratan de bajar de peso autoinfligiéndose lesiones cuando se come de más.
Ordaz Moreno insistió en que todo lo anterior surge ante la trasformación de los conceptos de belleza y de moda, que buscan agradar a las otras personas más que a uno mismo, “los conceptos se han ido distorsionando, hay un video muy ilustrativo en el que toman la foto a una persona y luego por medio de la computadora rehacen su imagen y una persona normal nunca va a poder adquirir esta belleza”.
Afirmó que la responsabilidad de la salud no depende sólo de los gobiernos o de los médicos, sino de manera particular de los individuos y las familias, quienes deben cuidarse y modificar sus estilos de vida con base en una palabra clave que es “balance”, de acuerdo a la etapa de la vida en que nos encontremos.
Concluyó en que lo más importante no son las cifras escandalosas, sino que los individuos tomen conciencia de que la clave está descrita desde las viejas generaciones y es: comer bien, dormir bien, reír, practicar ejercicio y disfrutar de la vida, sin esperar a que una pastilla milagrosa solucione sus vidas.