lunes, 23 de septiembre de 2013

La Obesidad disminuye el deseo sexual

Cuando existe considerable exceso de grasa en el organismo, además de los cambios orgánicos que disminuyen el vigor para mantener relaciones sexuales y la libido, el individuo antepone el placer de comer compulsivamente frente a la intimidad con su pareja.

El ser humano recurre a muchos placeres en la vida para hacer más satisfactorio su tránsito terrenal, por medio de múltiples sensaciones que brinden un disfrute al cuerpo, al alma y a la mente. La comida y las relaciones sexuales son dos gustos que predominan en la lista de estos deleites.

Sin embargo, muchas personas sustituyen el deseo sexual por las ansias de comer, llegando al punto de generar una dependencia tal con los alimentos, que se vuelven indiferentes ante los cambios físicos y las consecuencias que estos acarrean.

Según explica el urólogo Dr. Salvador Rocafull, en los obesos masculinos se incrementan los tejidos grasos, y es en ellos donde se da la transformación de la testosterona periférica en estrógenos. Como consecuencia se generan cambios en los caracteres sexuales primarios de hombre, como tamaño del pene y testículos o secundarios, entre ellos, distribución del vello en el cuerpo e incremento de la musculatura; y finalmente, por efecto de la disminución de la testosterona, se produce una reducción en el vigor para mantener relaciones sexuales y en la libido.

Al respecto, amplía el urólogo que la aparición de ginecomastia o desarrollo de mamas, la pérdida de vello en el cuerpo y la disminución en el deseo sexual, son las principales alteraciones que experimenta un hombre obeso, pero también su pareja de manera indirecta, pues tarde o temprano deja de resultarle atractivo por su aspecto chocante.

Sin fuerzas y sin ganas

Debido al aumento de la masa corporal y los tejidos que el corazón debe oxigenar, las personas obesas tienen que enfrentar la hipertensión como una complicación que desarrollan y que aumenta el compromiso cardiovascular. Por ende, la vitalidad disminuye lo cual termina por ocasionar una baja de la resistencia y el vigor que mantiene activo al hombre durante sus relaciones sexuales.

"Si hay problemas de hipertensión arterial muy probablemente el daño en el endotelio vascular será tal que desencadenará en la disfunción eréctil, como trastorno sexual que imposibilita al hombre para sostener una erección con la que pueda alcanzar el coito y tener una relación sexual satisfactoria", explica el doctor Rocafull.

Aunado a estas causas orgánicas, los cambios que surgen en la motivación sexual ocurren debido a una significativa disminución que se observa en la libido y, por ende, a la forma cómo se sustituye el deseo sexual por el placer de comer compulsivamente.

Las consecuencias que resultan de la transformación de las hormonas masculinas en femeninas en los hombres obesos, inciden de una u otra forma en los cambios físicos y psicológicos que generan la disfunción eréctil. Por ello, el urólogo indica finalmente que el principal tratamiento se dirigirá a disminuir el peso con dieta y ejercicios, para que se mejoren las condiciones del corazón y los factores psicológicos, como la ansiedad en el apetito, pero no por las comidas, sino por el sexo

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miércoles, 21 de agosto de 2013

JOVEN DE 610 KG: ESTOS CASOS AUMENTAN SU APARICIÓN EN EL MUNDO

El Dr. Máximo Ravenna se refirió al increíble caso del joven árabe que pesa 610 kg y que debió ser rescatado con una grúa de su domicilio para ser trasladado a un centro de recuperación. El hombre llamado Khalid bin Mohsen Shaari fue trasladado de la provincia fronteriza del sur de Jazan a Riad, donde vive, a la capital del país, Riad, para someterse a una estricta dieta en la Ciudad Médica Rey Fahd. El obeso ha tenido que ser rescatado de su vivienda con una grúa traída especialmente desde los Estados Unidos, que lo sacó por una ventana acostado en su cama, rumbo a una ambulancia habilitada para el caso, que lo trasladó hacia un avión.
El Dr. Ravenna manifestó que estos ejemplos muestran lo aberrante que está siendo el crecimiento de la obesidad a nivel mundial. El especialista sostiene que la obesidad ya afecta a 500 millones de personas alrededor del mundo, causando numerosas consecuencias negativas a través de enfermedades derivadas que, en muchos casos, aceleran la llegada de la muerte.
En congruencia con lo expresado por el especialista argentino, según un informe de Frost & Sullivan, el aumento de la obesidad en la región en la que se produjo este caso extremo es muy fuerte y ha hecho también mella en el sector económico, ya que el gasto en salud a través del Golfo se triplicará en 2018 llegando a los 133.000 millones.
Para Ravenna, “el estilo de vida imperante propicia que este tipo de casos se esté disparando” La advierte de los peligros de la obesidad a nivel mundial anunciando que existen actualmente esos millones de personas obesas y susceptibles de padecer enfermedades relacionadas al sobrepeso.
El director general de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, José Graziano da Silva, en una conferencia que dictó en la Universidad y Centro de Investigación de Wageningen, Holanda, atribuyó al cambio en el estilo de vida las causas del crecimiento desmedido de esta pandemia. Señaló que los países no afrontan esta situación como deberían y se refirió a la necesidad de garantizar la producción de alimentos inocuos y ofrecer a los consumidores mejores alternativas e información sobre los alimentos.
Estos datos también están en sintonía con lo expresado por el Dr. Ravenna, quien sostuvo que “el entorno tóxico ha hecho que actualmente entre el 55 y el 60 % de los seres humanos sufran de exceso de peso y agregó que “el comportamiento global hacia los trastornos alimenticios muestra que la interacción del propio ser humano con su entorno hace que quede atrapado”. "En lo cotidiano se ve que la gente sale a comer permanentemente, ya no va al cine y después a tomar un café, sino que la comida y sus excesos acompañan a casi todas las actividades diarias”, reconoció el especialista, quien además habló de una nueva especie del hombre a la que caracterizó como el “homopanzonus”, marcando un declive en la cadena de la evolución humana.
Contrariamente al desarrollo tecnológico y a las “cosas buenas” que muestra el mundo de hoy, Ravenna considera que el desarreglo físico que sufre la población muestra también el camino tóxico que transitan la mayoría de las personas en todos los ámbitos.
La automatización, el consumo, el marketing y la tecnología evolucionan por un lado pero van contra el estado físico, la evolución corporal y el equilibrio mental de quienes no saben compatibilizar cada uno de los factores, generándoles a su vez la pérdida de la felicidad. Al respecto, el informe de la organización internacional plantea que “son necesarias estrategias integradas de nutrición, elaboradas con los aportes de la sociedad en su conjunto: el sector privado, los médicos y las organizaciones de consumidores, entre otros".
Finalmente, el Dr. Máximo Ravenna dijo que la obesidad hoy en día debe abordarse como una pandemia extrema porque tiende a la autodestrucción ya que, considera que “los gordos se comen a sí mismo a medida que engordan”.

miércoles, 14 de agosto de 2013

ESTRES CRONICO Y AUMENTO DE PESO

Se ha comprobado que la exposición continua a factores estresantes (conflictos personales, cambios en el estilo de vida, presiones laborales, y otros) puede llevar a ingerir calorías de bajo poder nutritivo en forma compulsiva. Ello incrementa las posibilidades de sufrir síndrome metabólico, que incluye diabetes, hipertensión arterial, elevación de grasas en la sangre y otras afecciones. Existen técnicas cognitivo-conductuales que permiten un manejo consciente de la ansiedad y de la alimentación.
El estrés, un estado que parece inseparable del hombre moderno, puede tener consecuencias sumamente graves sobre la salud. Diversas investigaciones han demostrado que cuando se trata de una condición crónica, en muchos casos afecta la conducta alimentaria, y aumenta el riesgo de sobrepeso y obesidad. Y a su vez, ello incrementa la posibilidad de sufrir síndrome metabólico, un conjunto de enfermedades que van desde la diabetes hasta la hipertensión arterial y la hipercolesterolemia, con consecuencias potencialmente fatales.
En épocas de estrés aumenta la ingesta, especialmente ante comida palatable y energéticamente densa[1]. La Dra. Rosa Labanca, médica nutricionista universitaria y directora del Centro de Docencia, Asistencia e Investigación de la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios (SAOTA), explicó que "los índices de estrés se correlacionan con las tasas de obesidad y síndrome metabólico. Mientras el estrés agudo quita el apetito, en el caso del estrés crónico es diferente: se altera el eje hipotalámico, pituitario y adrenal (HPA), liberando grandes cantidades de cortisol, la hormona del estrés. Esto lleva a cambios en el comportamiento alimentario: aumenta la frecuencia de las comidas, la cantidad de calorías ingeridas a diario, la ingesta de hidratos de carbono y grasas, y se prefieren los alimentos más palatables (los más 'ricos' o agradables al paladar'), que son adictivos".
Se ha demostrado que "productos como las galletitas, los chocolates, y otros ricos en carbohidratos y grasas, causan el mismo efecto que la cocaína, las anfetaminas, la nicotina, el alcohol o la actividad sexual: aumentan la dopamina, una sustancia asociada al placer. La persona con dopamina baja debido al estrés crónico recibe una gratificación al ingerir esos alimentos, sube la dopamina transitoriamente, y necesita ingerir más", explicó la especialista.
Estos cambios en la alimentación "facilitan la aparición del síndrome metabólico, dado que debido a ciertos receptores del abdomen, la grasa se acumula de la cintura para arriba, en la 'panza' (lo que llamamos 'obesidad androide'), que aumenta el riesgo cardiovascular".
La propuesta para tratar la obesidad asociada al estrés crónico incluye "técnicas conductuales para manejar la ansiedad; relajación; actividad física, y herramientas que permiten modificar hábitos del paciente para que reaccione diferente ante la necesidad de comer determinadas cosas", señaló la Dra. Labanca, quien agregó que "finalmente se aspira llegar a lo cognitivo, a que el aprendizaje sea más profundo, incorporando pautas de vida saludables. Dado que el disconfort emocional lleva a comer inadecuadamente, apuntamos a promover una nueva actitud ante los desafíos cotidianos. Además, existen medicamentos y suplementos dietarios con efecto orgánico que favorecen el descenso de peso, y por consiguiente aumentan la motivación por continuar el tratamiento".
En este sentido, la asociación terapéutica de suplementos dietarios como el ácido linoleico conjugado original (Metabolic cla®), reducen la cantidad de grasa en personas físicamente activas. Los efectos se observan en particular en la zona abdominal, donde la grasa es reemplazada paulatinamente por tejido muscular. Esto se logra mediante un mecanismo químico que reorienta al metabolismo graso.
Para la Dra. Labanca “diversos estudios dan crédito de la seguridad y eficacia del ácido linoleico conjugado, pero siempre como complemento de un abordaje integral de la problemática del paciente, por lo que se recomienda que su indicación esté en manos del médico especialista y como una pieza más de un tratamiento abarcativo”.
En Argentina, el 50,5% de la población mayor de 18 años es obesa o tiene sobrepeso (datos basados en la Primer Encuesta Nacional de Factores de Riesgo de 2005[2]), y según la Segunda Encuesta Nacional de Factores de Riesgo de 2009[3] esta cifra llegó casi a 54%.
El estrés crónico
Una encuesta nacional realizada en los EEUU en 2007 halló que casi el 50% de las personas se sentían más estresadas que hacía cinco años, y el 43% reportó que empleaba la comida como una ayuda para el estrés. Las mujeres reportaron significativamente más que los hombres estrés relacionado con la comida, en especial productos ricos en grasas y azucarados. Se ha comprobado también que las personas más reactivas al cortisol elevado reportaron una mayor ingesta de snacks[4].
Según la Asociación Americana de Psicología, el estrés crónico es aquel "que desgasta a las personas día tras día, año tras año" y "destruye al cuerpo, la mente y la vida. Hace estragos mediante el desgaste a largo plazo. Es el estrés de la pobreza, las familias disfuncionales, de verse atrapados en un matrimonio infeliz o en un empleo o carrera que se detesta".
El estrés crónico surge cuando una persona no ve la salida a una situación deprimente. Es el estrés de las exigencias y presiones implacables durante períodos aparentemente interminables. Sin esperanzas, la persona abandona la búsqueda de soluciones.
Y señala que "el peor aspecto del estrés crónico es que las personas se acostumbran a él, se olvidan que está allí. Las personas toman conciencia de inmediato del estrés agudo porque es nuevo; ignoran al estrés crónico porque es algo viejo, familiar y a veces hasta casi resulta cómodo". Los síntomas de estrés crónico son difíciles de tratar y pueden requerir tratamiento médico y de conducta y manejo del estrés.
Agitada vida urbana
Entre los factores que inciden en el estrés crónico se encuentra el estilo de vida moderno. Según una investigación publicada en Phisiology & Behavior,[5] en una sociedad donde se alienta el consumo de calorías y el sedentarismo, mantenerse delgado parece un enorme desafío. En medicina se habla de un "ambiente obesogénico", que incluye falta de sueño, alta exigencia, abundante disponibilidad de productos muy palatables y ricos en calorías, eliminación o automatización de actividad física en el hogar y el trabajo, y otros factores.
Los avances tecnológicos han llevado a una mayor demanda de actividades mentales, en detrimento de las físicas, y recién se está comenzando a estudiar la implicancia de esta situación, ya que se trata de actividades sedentarias estresantes y que requieren una respuesta orgánica precisa. Por ejemplo, se halló que las labores vinculadas a la computadora, así como al mirar TV, fomentan el aumento de ingesta de alimentos sin que exista hambre. El trabajo cognitivo induce fluctuaciones en la glucosa plasmática y la insulina, y un aumento de los niveles de cortisol que se compensan al ingerir comida.
Otro hallazgo gira en torno al sueño: en la actualidad se duerme menos que antes, aproximadamente una hora menos que en las últimas décadas. Pero estudios de intervención mostraron que el sueño se relaciona con el equilibrio hormonal y la regulación del gasto calórico. Personas que seguían un plan para bajar de peso lograron mejores resultados cuando dormían 8 horas y media que cuando dormían 5 horas y media.

nota tomada de misionesonline.net
GRACIAS www.saota.org.ar/!!!!

lunes, 3 de junio de 2013


Es verdad que muchas personas no logran ver su verdadero esquema corporal, es verdad que muchos han necesitado mucho tiempo para el darse cuenta...
Intentemos ver, correr el velo y ayudar a comprender que la obesidad en todos sus grados es una grave enfermedad, que siempre el paciente lleva como un tatuaje perpetuo.
Y como todo en la vida para lograr encontrar un camino que lleve a la salvación hay que ver claramente y elegir el camino cierto que lleve a la salida de ese laberinto enorme, grande, oscuro que se llama OBESIDAD...
Recuerden que el indice de masa corporal IMC se calcula del siguiente modo: