viernes, 31 de julio de 2009


Síndrome de apnea-hipopnea durante el sueño

El SAHS es el más frecuente de los trastornos respiratorios que se producen durante el sueño, ya que afecta a alrededor de un 4% de los adultos. Se ha llamado también Síndrome de Hipersommia y Respiración Periódica (SHRP), maldición de Ondina, y síndrome de Pickwick asociándolo a la obesidad. Actualmente se denomina OSAS (Obstructive Sleep Apnea Syndrome) en literatura anglosajona o SAHS (Síndrome de Apneas Obstructivas del Sueño) o, simplemente SAS (Síndrome de Apnea del Sueño), que incluía a todas las otras patologías. No obstante, se recomienda usar el concepto de Síndrome de Apneas-Hipopneas durante el Sueño y sus siglas SAHS debido a que incluye una referencia específica a las hipopneas, las cuales se consideran de importancia creciente tanto en adultos como en niños; evita el término "obstructiva", lo que permite incluir no sólo éstas, sino también las mixtas y las centrales (muchas de las cuales son realmente obstructivas en origen y por eso desaparecen con CPAP) y, finalmente, estas siglas definen tanto la traducción española de "síndrome de apneas-hipopneas durante el sueño" como a la anglosajona de "sleep apnea-hipopnea síndrome", lo que facilita su uso.
Esta enfermedad es debida a episodios repetidos de obstrucción o colapso de la vía aérea superior que tiene lugar mientras la persona afectada duerme. Esto provoca colapso, bien mediante la reducción (hipopnea) o bien mediante la detención completa (apnea) del flujo de aire hacia los pulmones, y puede producir entre otros efectos una disminución de los niveles de oxígeno y un aumento del nivel de anhídrido carbónico en la sangre, así como un pequeño despertar a menudo subconsciente (arousal), que permite recuperar la respiración normal hasta que se produce el siguiente episodio. Como consecuencia, los principales síntomas son:
• Somnolencia excesiva durante el día debida a la mala calidad del sueño, que afecta la capacidad intelectual y al rendimiento, y puede ser causa de accidentes laborales y de circulación.
• Trastornos respiratorios.
• Trastornos cardiovasculares: hipertensión arterial, arritmias, angina de pecho e infarto de miocardio o cerebral.
• Trastornos psicológicos e intelectuales: dificultad de concentración, depresión nerviosa, disminución de la libido... etcétera.
Tratamiento de la apnea del sueño
Hay tres grados de certeza para definir la eficacia de una tratamiento: estándar, significa que hay estudios científicos bien realizados con grupos testigo. Que muestran hallazgos incuestionables de la eficacia, seguridad y beneficios de un tratamiento. Opción: hay estudios científicos que muestran beneficios aceptables pero variabilidad en cuanto a resultados; y alternativa; tratamientos que han funcionado en grupos pequeños que no se pueden replicar en todos los grupos científicos y que peden beneficia a algunos pacientes.
Algunos se basan en evidencia “anecdótica”, o “medicina alternativa”. Es sorprendente lo escéptico que son los pacientes con los tratamientos convencionales y lo confiados que son con tratamientos recomendados por gente que puede o no tener entrenamiento académico en ciencias de la salud.
El estándar:
Los dispositivos de Presión Positiva de vías aéreas son los más estudiados y conformados como seguros y eficaces. El CPAP (Presión Positiva Continua de Vía Aéreas) es el más común y económico. Este es un pequeño compresor de aire ambiental que está calibrado a la presión que el médico determinó como efectiva, que aplica aire a través de una mascarilla que se pone en la nariz para ampliar las vías aéreas obstruidas, eliminando los ronquidos y las apneas o la alta resistencia al paso de aire.
Para que tenga éxito, el paciente debe ser adiestrado en su uso y las molestias del método minimizadas. Quienes hacen esto usan una serie de “trucos”, para mejorar la tolerancia del paciente y reducir los inconvenientes que varían desde sequedad nasal, problemas en la piel de la nariz, o intolerancia a la presión. La tasa de éxito oscila entre 80 y 85 por ciento.
Otros sistemas como BiPAP y Auto PAP son más sofisticados y caros pero algunos pacientes los requieren.
Las opciones:
¿Qué pasa con el 20% restante?
Hay procedimientos que varían de “poco invasivos” como la somnoplastia, que usa una microonda para producir pequeñas quemaduras internas en tejidos que al desinflamar se producen una cicatrización y retracción de los tejidos, ampliando las vías aéreas.
La remoción de las amígdalas en niños con SAOS es efectivísima. Otros procedimientos de ampliación de las vías aéreas como la UPPP (uvulo-palatofaringoplastia) son bastante invasivos y hacen una ampliación del área quitando tejido redundante.
Reposicionamiento de la quijada:
Estos aparatos se colocan en la boca al dormir y pueden jalar la lengua y la quijada hacia delante. Hay muchos estilos y modelos que deben ser fabricados especialmente para el paciente. Su eficacia es del 50 por ciento. Se seleccionan en casos leves de SAOS.
Alternativas:
La lista incluye dilatadores nasales, almohadas especiales, pelotitas que se colocan en las espalda que evitan acostarse boca arriba, sprays nasales y medicamentos que van desde antialérgicos hasta hormonales. Su eficiencia varía ampliamente y pueden complementar a los otros métodos

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